miércoles, diciembre 12, 2007

¡Las trampas del e-mail


Una de las maneras más rápidas y sencillas de comunicarnos es el uso del e-mail. Hoy en día, ¿quién no tiene correo electrónico? Desafortunadamente, existen personas en algún lugar del mundo que le dan un mal uso a este sistema de comunicación tan efectivo tan sólo para hacer fraudes. ¡No caigas en ellos! Vamos a decirte por qué…

¿Cuántas veces han recibido correos electrónicos que advierten que tienen que ser enviados a 10 personas? Estos mensajes, aparentemente inofensivos, muchas veces son lo que se conoce como “Hoax” informático o fraude por Internet. Y las consecuencias de abrirlos y reenviarlos pueden ir más allá de tener mala suerte. Esto es difícil de creer.

El Hoax informático, o fraude, es un mensaje de correo electrónico distribuido en cadena cuyo contenido es falso o engañoso y su objetivo es obtener direcciones de correo, enviar virus, saturar las páginas de Internet, confundir a la opinión pública o hasta robar datos importantes de la persona, como sus cuentas de banco.

El primer envío masivo de este tipo de mensajes ocurrió en diciembre de 1994 y hoy, prácticamente cualquier persona recibe una decena de estos al día. Estos correos ponen especial énfasis en ser reenviados por lo menos a diez personas, ya que de esta manera pueden recolectar las direcciones electrónicas de tus amigos o conocidos.

Estos mensajes pueden ser de diferentes tipos. Algunos, por ejemplo, son de carácter religioso y afirman ser oraciones de abundancia o de sanación cuando en realidad se aprovechan de esta situación para llevar a cabo su objetivo. Cabe destacar que no hay que sospechar de todos los mensajes, simplemente de aquellos que urgen que los reenvíes, o bien, de destinatarios desconocidos.

Otros hoaxes pueden estar disfrazados como alertas de virus que nunca llegan a concretarse. También las famosas leyendas urbanas son un fraude y van desde las jeringas infectadas con SIDA, hasta la de la pandilla que utiliza perfumes para dormir a sus víctimas. Algunas de estas leyendas falsas han alcanzado tanta popularidad que han figurado en los medios de comunicación, como el caso de la “Sangre”, un grupo criminal que supuestamente va en un auto de noche, con las luces apagadas y en el momento en que alguien le hace una señal para que las encienda, lo persiguen y lo matan. Por supuesto que nadie ha podido comprobar que estos casos sean ciertos.

Otro tipo de cadena popular es aquella que da un método para hacerse millonario fácilmente, como los supuestos regalos que dan grandes compañías por mails enviados. ¿En verdad es posible que Microsoft, por ejemplo, me pueda pagar por mandar un correo electrónico? En primer lugar es imposible que la compañía pueda detectar quien, exactamente envía el mail y además si miles de personas que lo hicieran, indudablemente quebrarían a la empresa.

Otro polémico tipo de mensajes son los de solidaridad. Aquellos que por ejemplo anuncian a niños perdidos o personas que necesitan transplantes. Desgraciadamente la mayoría son falsos y se aprovechan de la sensibilidad de la gente para obtener direcciones o datos valiosos. Lo peor es que perjudican a los que envían cadenas con casos reales. Sí, no todo es un fraude.

En algunas ocasiones las cadenas de solidaridad pueden hablar de casos verdaderos en los que nuestra ayuda sí es necesaria, por ejemplo, está el caso de Jacqueline Saburido, una joven venezolana que por culpa de un conductor ebrio sufrió un accidente que la desfiguró por completo. El mensaje muestra fotografías de Jacqueline antes y después del accidente y se ha utilizado en campañas contra el consumo de alcohol antes de manejar. Entonces, ¿cómo distinguir un mensaje real de uno falso? Hay que informarse, no dejarse guiar por el correo electrónico únicamente. Si el caso es real, seguramente encontrarán más datos acerca de él en Internet o en los medios de comunicación.

A veces creemos que reenviar el correo electrónico no dañará a nadie, pero como hemos visto, muchas veces esto puede representar una decisión equivocada. Lo mejor es borrar inmediatamente estos mensajes y no hacerles caso. Y si no me hacen caso y le cuentan lo que acaban de escuchar a diez personas, tendrán muy mala suerte.

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