martes, marzo 04, 2008

¿EN QUÉ ESTARÍA PENSANDO?

El 15% de la jornada laboral se pierde por culpa de las DISTRACCIONES. Ahora, la ciencia busca la manera de evitar la tendencia de la mente a echar a volar.


Todos los días se repite la misma historia. Es llegar a la oficina y ponerme a echar un vistazo a los diarios digitales, luego a los de papel; responder al correo, contestar una llamada personal; tomarme un café, telefonear a la chica ecuatoriana para que recoja a los niños y, después, se me va la cabeza pensando en mil y un problemas que no tienen nada que ver con el trabajo.

El único consuelo existente es que se trata de un mal muy extendido. Porque un estudio de la compañía británica Lexmark revela que en Europa se pierde hasta un 15 por ciento del tiempo de cada jornada laboral. Si perder la concentración en el trabajo ya era fácil, las nuevas tecnologías han añadido un plus. Así, según un informe de la consultora de mercado IDC, los trabajadores españoles gastan una media de ¡catorce horas semanales! en leer emails. Si a esto unimos que el 70% de las visitas a webs eróticas y de venta online se realiza en horario laboral, nos encontramos frente a un nuevo fenómeno, el “absentismo mental”: la persona está presente físicamente, pero no produce.

El problema surge cuando la falta de concentración impide abordar el trabajo y empuja a la persona a aplazar sus deberes de forma continuada. Los expertos llaman a ese hábito la procrastinación.

Una epidemia de nuestro tiempo

Douglas Adams, el autor de la novela de ciencia ficción La guía del autoestopista galáctico, era capaz de todo con tal de no ponerse a trabajar. Podía tirarse el día en la cama víctima de una supuesta jaqueca, y si finalmente lograba sentarse frente a su máquina, se distraía con el vuelo de una mosca. “Me gustan las fechas límite de entrega”, decía el autor, “porque me encanta el ruido que hacen cuando pasan volando”. Pero su caso no es único.

Un estudio realizado en 1978 por investigadores canadienses reveló que un 22% de la población de Norteamérica reconocía que ocasionalmente relegaba las ta­reas, y un 1% admitió que lo hacía de forma frecuente. Pero cuando se repitió dicho estudio en el año 2000, las cifras habían aumentado, con un 60 y un 20% respectivamente. Y en España, según una encuesta encargada en 2002 por La Vanguardia, hasta el 13% de nuestros paisanos confesaban tener una actitud similar. Bruce Tuckman, psicólogo educacional de la Universidad de Ohio (EEUU), lleva diez años trabajando con pacientes con este tipo de problemas y ha comprobado que sus vidas pueden convertirse en un desastre.

Así, los trabajadores autónomos que dejan la declaración de la renta para el último día cometen errores que les cuestan una media de 400 euros por devolución. Aunque el riesgo de la dilación va más lejos. Fuschia Sirois, psicóloga de la Universidad de Windsor, Ontario (Canadá), realizó un estudio con individuos de Norteamérica, Europa y Australia, y comprobó que quienes aplazaban sus obligaciones eran menos proclives a pasar un chequeo médico y a seguir prácticas saludables, por lo que sufrían más gripes y estrés que el resto.


LOS RIESGOS DEL DESPISTE


La falta de concentración impide cumplir con los compromisos. Y el precio que se paga es muy alto


•EL 10% de los estudiantes posterga sus tareas por problemas de atención. El 16% de ellos no acaba sus estudios, según un informe de la UE.
•EL 42% de la población no asegura su casa contra incendios, ni suscribe planes de pensiones, afirma un informe de la Universidad de Ontario (Canadá).
•EL 43% de personas consultadas no va al médico si se siente mal. El 9% podría tener síntomas de dolencias que necesiten un diagnóstico precoz.
•EL 42% personas de un grupo de cien procrastinadores perdieron a su pareja y amigos, según un estudio hecho en EEUU por T. Bogg y B. W. Roberts.

 
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