El virus informático.

La permanente
Los primeros rizos salieron de una panadería en la corte del Rey Sol, en Francia (siglo XVII). Un peluquero pensó en rizar las pelucas del monarca enrollando el cabello húmedo en unos palillos cilíndricos que después secaba en los hornos del palacio de Versalles. A finales del siglo XIX, Carlos Nessler utilizó este sistema, pero aplicándolo directamente al cabello y sustituyendo el calor del horno por el de la electricidad. Lo llamó ondulación permanente. El invento saltó de inmediato de Londres a París, donde el mundo de la moda lo consagró y mejoró. Al cabello se le añadieron productos alcalinos para que las mechas quedaran fijas durante mas tiempo con la ayuda de calor.
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